La Tigresa
(y el Dragón) no sólo pueden sentir la magia de su sexualidad multiorgásmica
con los juegos habituales, preferentemente el coito (demasiado supervalorado)
sino que pueden y deben conocer y practicar otros juegos, otros ejercicios
eróticos que le proporcionará tanto o más placer multiorgásmico. Entre ellos
destaca el masaje y el automasaje.
El masaje y
el automasaje es una forma hermosa de tener sexo, de hacer el amor, de
disfrutar de tu cuerpo y del cuerpo del amante. Lo más maravilloso del masaje
erótico (sensual taoísta) es que tanto placer se tiene recibiéndolo como
ofreciéndolo; porque es una concatenación de sensaciones, caricias, ternura,
fusión de pieles, de movimientos, de silencios y suspiros...
Al recibir
un masaje sensual todo tu cuerpo se eleva, la sexualidad se hace multiorgásmica,
los bloqueos desaparecen, las emociones se transforman en luz y armonía… El
cuerpo vibra con otra energía más sutil, y la comunicación con el amante se
transforma y permite descubrir el él, una nueva personalidad, esa que,
realmente, nos enamora. Quien lo recibe experimenta una increíble sensación de
liberación, de transmutación, de deseo y placer inmenso.
Con el
automasaje, las sensaciones son similares, porque el amante somos nosotras
mismas (y los dragones también) y podemos, en este caso, sentirnos incluso más
libres porque somos nosotras las que recorremos nuestro cuerpo, las que
pintamos en el lienzo de nuestra sexualidad, con los colores de nuestros
auténticos deseos.
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