A muchas personas, no iniciadas en la Sexualidad
sagrada, le podría sorprender la pregunta, porque generalmente se piensa que en
un encuentro sexual se busca sobre todo el placer, de una misma y del amante, y
la relajación física y mental, el bienestar… Y todo ello es cierto.
Pero la Tigresa blanca tiene también otros objetivos
cuando desea un encuentro sexual, ya sea con sus dragones verdes o su dragón de
jade, o en la práctica del Autocultivo de
la Perla dorada.
El sendero de la Tigresa (y del Dragón) es una forma
de vivir saludable, en todos los ámbitos de la vida, en todos los planos. Es
una terapia natural permanente. Es un camino hacia la espiritualidad. Es una
iniciación al esoterismo sexual sagrado, que está presente en todas las
Culturas humanas, como una energía mágica e intemporal.
La Tigresa, por supuesto, busca su placer y
compartirlo con su amante, pero no sólo desde esta perspectiva, sino porque
este avanzar sólo se puede realizar desde la energía sexual, desde la fuerza de
su propio placer/deseo/orgasmo. Todos
los ejercicios, meditaciones, masajes y automasajes, prácticas, enseñanzas que
realiza la Tigresa desde que comienza su educación (este término se usa en la
filosofía china ancestral) están orientadas a vivir en plenitud una vida de
felicidad, salud y bienestar, desde la propia sexualidad.
Y para todo ello, la Tigresa (y el dragón) deben
trabajar la armonización de las polaridades energéticas Yin/femenino y
Yang/masculino, y para ello, prepara con especial dedicación sus encuentros
sexuales, para poder absorber la energía Yang de su amante y ofrecerle su
propia energía Yin. Con esta fusión energética, la tigresa puede transformarse
y elevar su camino, convirtiéndolo en sagradamente sexual.
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